En su casa vive la mascota de su hijo, una tortuga de tierra. Pero además él siempre tiene otras especies para fotografiar o filmar. Cuando se hizo esta entrevista, en su casa vivía un escorpión hembra, a punto de parir.
Marcelo se crió en la zona del Parque Rivera de Montevideo. Siempre le gustaron los animales y disfrutó de los frecuentes paseos al parque.
Cuando tenía 9 años fue con su familia a México, donde terminó la escuela y empezó el liceo. En esa época le regalaron una cámara y comenzó a sacar fotos. Después, a los 15 años, le regalaron otra cámara más grande. Así que cuando abandonó los estudios de Biología (ya de regreso en Uruguay) se puso a trabajar como fotógrafo.
— Yo quería ser biólogo y estudiar el comportamiento animal, pero terminé viviendo de la fotografía, que era algo que siempre había hecho como hobbie.
Estudió Ciencias de la Comunicación (hizo tres años en esa facultad) y trabajó como fotógrafo en el diario La República, en El Observador y en muchas revistas.
— A su vez, leía siempre sobre animales y estaba en contacto con biólogos o gente que estaba en el tema. Escribía artículos para una revista sobre peces, pero no fotografiaba animales. Tenía el gusto por los animales y por la fotografía, pero no los había unido. En 2002 o 2003 empecé a trabajar en un programa de TV que se llamaba Buscabichos (en TV Ciudad).
— ¿Y así surgió la unión entre los dos gustos?
— Sí, y se me ocurrió la idea de hacer un documental que me llevó como dos años terminar, porque no podía dejar mi trabajo en el diario. El documental se llama Río de pájaros pintados, muestra un viaje en canoa por 10 ríos de Uruguay, desde Salto hasta Rocha. Me gustó como quedó y pensé en cómo seguir en eso. Después hice otra película que se llama A orillas del Río Negro y que se puede ver en el canal de Ceibal.